Pero fue por su padre Jordi a.c.s. y su distribuidora de vinos y bebidas que Joan Albert entró en contacto desde pequeño con el mundo de los vinos. Durante este tiempo descubrió la grandeza de la variedad Riesling y conoció el mundo de los vinos de los ilustres Grans Chateaux de Francia.

Así pues, Joan Albert empezó a soñar en elaborar sus propios vinos en Andorra. La idea de cultivar viñas de altura en Andorra era un gusanillo que siempre le había picado, incluso durante su formación académica en el extranjero.

Siempre se había fijado en las terrazas altas de los terrenos de la Muxella y su soleamiento pero en aquel momento necesitaban una gran mejora para poder plantar viña.  Hasta que, años más tarde, gracias al empujón de su padre, se llevaron a cabo los trabajos de mejora de la finca y se superó aquel escollo.

Los astros se habían alineado: eran unos terrenos ideales con una ubicación perfecta para la viña por su insolación, orientación y ventilación. Al finalizar los trabajos, cuando su padre le preguntó qué quería plantar, Joan Albert no lo pensó dos veces: ¡viña!

Finalmente, en 2005 Joan Albert Farré y su padre plantaron 5.000 cepas de viña en las terrazas de la Muxella de la Borda Sabaté, a 1.190 metros de altura, y realizaron su primera cosecha en 2009. Nacían así los vinos de altura de Borda Sabaté, con la Escol 2009, el primer vino a salir al mercado.

Desgraciadamente, el padre Joan Albert falleció antes de la primera cosecha y ni siquiera tuvo la oportunidad de probar el vino de la casa. Desde entonces, Joan Albert Farré ha continuado adelante con el apoyo de su madre Maria Mercè, quien lo ha animado a salir adelante apoyándolo y ayudándolo en todo el que ha podido.

Las vendimias siempre han sido un día fiesta y reunión entre familia y amigos.